El mercado de alquiler se ha convertido en un medio principal de empobrecimiento de la población y en motor de la desigualdad social. Solo en la última década, el aumento del precio de los alquileres ha sido 2,3 veces superior al aumento de la renta de los hogares, lo cual genera un notable aumento de la desigualdad entre caseros e inquilinos.
En este estudio demostramos la fuerte desigualdad socioeconómica resultante de la transferencia regresiva de rentas de la generación inquilina a la generación de caseros. Todas las fuentes consultadas coinciden en apuntar una marcada desigualdad de renta en función de la posición que se ocupa en el sistema de vivienda. Por un lado, una generación inquilina que proviene mayoritariamente de la población con menores ingresos, donde el elevado precio de los alquileres les lleva a situaciones de mayor empobrecimiento y precariedad. Por otro lado, una generación de caseros que se sitúa mayoritariamente entre las franjas de la población de mayor renta, a la que se suma además la transferencia de renta que recibe de los inquilinos.